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Pamela y Alberto. Una romántica boda internacional

Conocimos a Pamela y Alberto hace años. Desde que supieron que se querían casar nos llamaron. Ambos son de fuera, pero querían celebrarlo aquí, en Barcelona, donde él ha estudiado y trabaja desde hace tiempo.

Sin embargo, no fue hasta mayo de 2019 que se dieron el sí quiero, así que pudimos conocerles muy bien durante todo el camino… ¡Al final nos decían que parecía que les leyéramos la mente!

La suya fue la primera boda de la temporada, una tarde de viernes a principios de mayo. Sus familiares y amigos venían desde Méjico, Brasil, Suiza, Portugal, entre otros países de todo el mundo, por eso, los novios quisieron alojarse con ellos en el mismo hotel, para pasar más tiempo junto a ellos los días previos a la boda.


Para el gran día, Pamela lució un vestido de Laure de Sagazan y unas sandalias de tacón rosa de la firma Jimmy Choo. Lució su media melena suelta y peinada con ondas por Salon Toro, y el velo cogido por detrás de forma sencilla. ¡Estaba guapísima!

Alberto no fue menos. Él apostó por un traje chaqué gris con un sutil estampado de cuadros, original, elegante y sofisticado. Parecía un príncipe. De hecho, todos los miembros de ambas familias, tanto hombres como mujeres, se vistieron de azul a juego con él. Menos Pamela claro, que combinó con rosa, como una princesa 😊















Y es que así deseaban que fuera su boda, por eso escogimos para ellos un castillo que se encuentra a 20 minutos de Barcelona para la celebración. La ceremonia sin embargo tuvo lugar en una iglesia de Barcelona. Los novios quisieron que, además de sus padres, los testigos también hicieran entrada a la iglesia y se sentaran cerca de ellos, junto al altar. Fue una ceremonia sencilla y emotiva, lo más bonito ocurrió cuando la hermana de Pamela interpretó una de las canciones. ¡Fue de pelos de punta!

Al terminar, cuando ya eran marido y mujer, los invitados salieron de la iglesia para esperar a los novios mientras éstos firmaban y se tomaban fotos con sus familias y testigos en el precioso claustro. Cuando salieron, se encontraron con una lluvia de arroz y vítores, y un pasillo de personas que los guió directamente al coche de novios. ¡Qué momentazo!
















Poco a poco los invitados fueron llegando al castillo para la celebración. Como había estado lloviendo, los jardines y la luz de la tarde estaban impresionantes.

A causa del tiempo, optamos por el plan B para el aperitivo, y quedó precioso! La sala estaba tapizada con pinturas de paisajes y motivos naturales que provocaban la sensación de estar en medio de un bosque encantado y combinaban a la perfección con el colorido de la boda.

Un grupo en directo dio ritmo y sabor a la tarde con su música y sus cócteles hechos al momento. ¡Los invitados no pararon de bailar en ningún momento! La guinda del pastel fue cuando todas las chicas se colocaron en grupo al son de las canciones para recibir el ramo que Pamela iba a lanzar.



















Para la cena, quisimos seguir con los motivos naturales y románticos que tanto gustaban a la pareja, así que vestimos las lámparas del techo con ramas verdes, llenamos de árboles el salón, y dimos el máximo protagonismo a las dos mesas imperiales llenas de flores y velas, tal como Pamela soñaba.

Sus caras de felicidad y la admiración en los ojos de sus invitados nos hicieron saber que habíamos acertado. La cena pasó volando y al llegar a los postres, los protagonistas se levantaron para hacer el brindis y agradecer a todos los presentes por acompañarlos en un día tan importante.

Después de cortar juntos la tarta, llegó lo mejor. Para sorpresa de Pamela y Alberto, empezó a sonar la canción “Crazy in love” de Beyoncé y todos los invitados se levantaron haciendo una coreografía y sosteniendo alguna de estas tres palabras. Cuando llegó el estribillo, levantaron unos carteles del suelo donde podía leerse We wish you a crazy love y tiraron confeti dorado mientras la pareja se levantaba para bailar junto a sus amigos.





















¡Vaya manera de cerrar la cena! Parecía que la fiesta había comenzado, pero antes de eso, la novia abrió el baile junto a su padre en la zona de la disco. Fue un momento muy tierno y emocionante, y tras él, fue Alberto quién se acercó a Pamela para terminar la canción. Todo esto ocurrió bajo un techo de bolas de papel que iluminamos en blanco para el primer baile y en colores para la fiesta.


Para asegurar una fiesta por todo lo alto, sacamos complementos y disfraces y preparamos un buffet de dulces y de Bem Casados típicos de Brasil. Pero lo que más impresionó y animó la fiesta fue el saxofonista, que apareció tocando en directo las canciones que estaban sonando en ese momento. ¡Un puntazo! Pamela y Alberto estaban felices al final del día por haber cumplido su sueño, y nosotras lo estábamos todavía más por ellos.












Para que podáis seguir disfrutando de todos los detalles de esta boda os dejamos aquí el vídeo:



Fotografía: Díez & Bordons

Vídeo: A25fps


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