Que si te preguntan “¿A cuánto salimos cada uno?” y respondes “yo es que soy de letras…”; que si te pillan cometiendo una falta de ortografía y te excusas diciendo “¡ay! es que yo soy de números…”. Algunos les tenemos cariño a las palabras, con su correcta ortografía, significante y significado; nos enamoran sus connotaciones y su etimología. A otros les apasionan los números, su orden y precisión, su infalibilidad y la claridad que los rodea. Este dualismo tan sencillo y a su vez tan importante a lo largo de nuestras vidas, también está muy presente en nuestras bodas. Y es que ¿alguna vez has pensado si distribuirías a tus invitados en las mesas según una numeración clara y ordenada o buscarías, sin embargo, palabras emotivas y significantes con las que agruparlos? Quizá preferís no meteros en el sarao de buscar tantas conexiones, pero si os atrevéis, pensad en vuestras pasiones y seguro encontráis la forma de poner orden en el día D. Aquí podéis ver algunos ejemplos de meseros en nuestras bodas con número y palabras, de todas las clases, colores y formas.
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