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Clara y Jorge. Una boda de altos vuelos

Clara y Jorge nos contrataron en la distancia. Así es, ambos viven en Estados Unidos y estuvimos organizando todo mediante skypes, llamadas que cuadrasen en el cambio horario y visitas fugaces cuando venían a Barcelona… durante un año fuimos sus ojos y sus manos sobre el terreno.

Como imaginaréis, durante su relación han viajado mucho tanto juntos como separados, cogiendo infinidad de aviones para verse. Así pues, quisieron que esta característica tan particular suya estuviera reflejada en su gran día por eso introdujimos algunos detalles que les hicieran revivir los aeropuertos y aviones. 


Se casaban una tarde de junio en la iglesia de Santa María del Mar, en Barcelona. Ambos pasaron la mañana con sus familias, cada uno con sus padres y hermanas.

Clara confió en Marta Martí para su vestido. Quiso priorizar la comodidad en su conjunto y lo combinó con unas alpargatas de Castañer. Con lo morena que estaba y su sonrisa eterna, ¡estaba guapísima! Jorge por su parte estaba muy elegante con su chaqué azul marino y gemelos, en forma de avión.
















Mientras ella terminaba de arreglarse y escuchaba el verso del padrino, Jorge y los invitados iban llegando a la iglesia. Se respiraba un ambiente de alegría y nervios en la puerta, y los turistas se iban parando para ver llegar a la novia.

Clara apareció nerviosa pero decidida, y cogida a su padre, entró en Santa María del Mar. La ceremonia fue preciosa y emotiva, incluso a Clara se le quebró la voz al pronunciar el consentimiento. Mientras firmaban, todos les esperaban fuera, y como es tradición ya, les llovió confeti cuando salieron. ¡Empezaba la fiesta!




















Ya en la finca, todos disfrutaron de un amplísimo y delicioso aperitivo con sesión de DJ en directo que empezaba a arrancar los primeros bailoteos.

Y cuando el aperitivo estaba llegando a su fin, la alarma de los aeropuertos resonó en toda la masia y un grupo de azafatas hizo su entrada indicando a cada invitado que debían pasar por la mesa de embarque para recoger su pase donde les indicábamos su mesa y un detallín que les daría un empujón para darlo todo en la fiesta ;)

Así aprovechamos el momento del seating plan para convertirlo en un show con el que hiciéramos partícipes a todos los invitados, de los tantos viajes que esta pareja había hecho.

¡Vaya sorpresa se llevaron todos! Solo nosotras y los novios sabíamos que pasaría esto, para todo el mundo fue inesperado y muy divertido!


















Y una vez dentro, aumentó la expectación, ya que cuatrocientas bombillas y más de mil velas decoraban el salón. Además, en el exterior, los árboles estaban llenos de guirnaldas de luces que al oscurecer se encendieron y todavía aumentaron más el efecto. ¡Increíble!

Su entrada fue un subidón al ritmo de Sky full of stars, un clásico de Coldplay. Cuando llegaron al sitio y se terminó la canción, Jorge dedicó unas palabras a los presentes y sobre todo a Clara que hizo que más de uno se emocionara…(¡incluso a nosotras se nos escapaba la lagrimilla!)



















La cena pasó volando, y hacia el final ya se notaban las ganas de fiesta en el ambiente… Clara abrió el baile en la era con su padre, un gesto que ya sabéis, nos encanta. Después de unos minutos, salió Jorge para sustituirle y poco después ya estaban todas las parejas acompañando a los novios.

Pusimos un temazo enseguida para que pasaran todos a la disco a darlo todo. Como sorpresa, habíamos preparado un corner flúor con barra libre de pinturas, accesorios… ¡de todo! Exitazo! Que además hizo que la fiesta fuera aún más divertida!








La sala de la fiesta estuvo llena de principio a fin, no pararon de bailar tanto novios como invitados hasta que sonó la última canción. ¡Y Clara y Jorge estaban tan felices!

Como siempre, si os habéis quedado con ganas de más, os dejamos aquí el vídeo y os contamos todo en nuestra web:



Fotografía: Sara Frost



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