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Núria y Carles. Verbena en la Costa Brava

Núria y Carles tenían muy claro lo que querían desde el principio, una boda en la Costa Brava inspirada en las verbenas de verano típicas en Cataluña ¡y a nosotras no nos podía gustar más la idea!

Ambos han veraneado en esta zona toda la vida, así que lo primero que hicimos fue buscar el lugar ideal y a partir de ahí diseñaríamos todo el estilo de la boda. Y voilà, la elección fue un precioso castillo de piedra situado en el corazón de l’Empordà.


Y así empezó esta maravillosa aventura con una pareja que destacaba por su alegría, su ilusión, su sencillez y su plena confianza en nuestro trabajo. Juntos fuimos creando todos los detalles de su boda, ¡que fueron muchísimos! y siempre siguiendo la idea de una “fiesta de verano”.


Por fin llegó esa tarde de julio que tanto esperaban. Brillaba un sol radiante y, mientras Núria y Carles se preparaban con sus familias para el gran día, nosotras dábamos los últimos toques al montaje para que todo estuviera a punto cuando llegaran los invitados.














Fueron llegando los primeros invitados y Carles se acercó a darles la bienvenida. Poco a poco fueron tomando asiento para la ceremonia, mientras Núria llegaba al castillo y terminaba de vestirse. Cuando estuvo lista, el hermano pequeño del novio fue a entregarle el ramo y a leerle el verso como indica la tradición catalana. ¡Fue de los momentos más emotivos del día!


No podemos olvidar la cara de felicidad de Carles cuando llegó la novia; ella estaba radiante con un vestido precioso de Cristina Tamborero y una sonrisa enorme. La emoción, la alegría y una felicidad inmensa estuvieron presentes durante toda esta emotiva ceremonia.




















Después de darse el «sí, quiero» y hacerse algunas fotos de pareja como recién casados, los novios hicieron una entrada por todo lo alto para dar comienzo al aperitivo en la era del castillo; sonaba la canción de Volcans de Búhos interpretada por una banda en directo, mientras Núria y Carles bailaban agitando sus bengalas de colores rodeados de todos sus invitados.

El aperitivo fue una auténtica fiesta y habíamos diseñado y preparado todo para que los invitados disfrutaran de una gran verbena al aire libre. Una espectacular barra de bebidas inspirada en los chiringuitos de la Costa Brava, un grupo de música que tocó en directo temas pop-rock actuales y canciones de rumba catalana, camareros ataviados con sombreros de paja y un beer corner bien fresquito. ¡Una auténtica fiesta! Y los novios, ¡felices!



























La puesta de sol indicaba la hora de cenar y los invitados fueron entrando al castillo. En el hall se encontraba el seating plan: estructuras doradas a diferentes alturas  y una decoración elegante y sencilla con ramas, flores y velas. ¡La gente estaba encantada! Pero era solo un anticipo de lo que verían más adelante ;)

Pero la cosa no había hecho más que empezar, en el salón les esperaba una cena al más puro estilo Empordà con una decoración romántica que combinaba toques clásicos como las lámparas de borlas o las sillas de madera, con un toque más moderno e informal de la gráfica y el menaje. Escogimos unos tonos azulados para las servilletas y algunas flores que nos recordaban al mar de la Costa Brava; apostamos por las velas y el tono tierra de los manteles para aportar más calidez al espacio.












A Núria y Carles, por si todavía no ha quedado claro, les encanta la fiesta y, por eso, su entrada al salón fue un espectáculo, ¡todos los invitados enloquecieron! 

Después de la cena, los brindis y las diferentes entregas, llegó el momento de abrir el baile; amigos y familiares rodearon a los novios mientras bailaban una canción lenta pero, de pronto, ¡llegó la sorpresa! una batucada apareció en el salón al ritmo de los tambores para llevar a todos los invitados al baile. Fue increíble y el mejor pistoletazo de salida para el fiestón que estaba por venir.







Sin duda, el hit de la noche fue la escultura de hielo que habíamos encargado para la discoteca: un niño que imitaba el «Manneken pis» solo que en lugar de agua tenía Jagger. Como os podéis imaginar ¡causó sensación! no hubo un invitado que no se acercara a beber jagger al ritmo de la música. Fue una de las fiestas más divertidas que hemos visto, y es que ¡nadie quería que se terminase!

Fue un día lleno de detalles, de emoción y mucha diversión. Si queréis ver más fotos de esta y otras bodas, podéis hacerlo en nuestra web





Si las fotos os parecen poco, no os perdáis el vídeo:



Fotografía: Diez&Bordons

Vídeo: A25fps


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