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Mireia y Pau. Una entrada épica

Mireia y Pau son una pareja joven, alegre y sencilla; de esas que se hacen querer enseguida. Lo vimos y fuimos testigos el día de su boda, de cuántas personas tienen alrededor que los aprecian.

Fue una boda emotiva, elegante y ante todo un fiestón. Ellos querían celebrar el gran día en unas bodegas con las que tienen una relación especial: un lugar grande y precioso, ideal para una boda así.


Desde el primer día nos dejaron claro qué es lo que más ilusión les hacía: una entrada al salón épica.

Y poco a poco, de su mano, fuimos diseñando todas las partes de ese gran día. Son dos personas super detallistas que querían que todo el mundo disfrutase y estuviera super a gusto. Por ejemplo, su boda iba a ser en julio, así que Pau se encargó personalmente de llenar la iglesia de ventiladores, con tal de que sus invitados no pasaran calor. Y como éste, muchos ejemplos más.


Ese día empezó con Pau arreglándose en casa con su familia. Sus hermanas le dedicaron unas bonitas palabras antes de salir hacia la iglesia que ya hicieron brotar las primeras lágrimas de emoción.

Mireia por su parte se preparó en el Palauet, junto a su madre, su hermana y sus amigas. ¡Estaba guapísima con su vestido de Jordi Anguera y sus alpargatas! Una vez más, quedó demostrado que la sencillez y ser fiel a tu propio estilo el día de la boda es la clave para brillar más que nunca.



















La ceremonia fue religiosa, en una iglesia preciosa situada en la zona alta de Barcelona. La emoción que había empezado a aflorar esa mañana siguió estando presente desde la entrada de ambos hasta los discursos que les dedicaron sus seres queridos. ¡Qué felices estaban!











Pasó volando la ceremonia y pusimos rumbo a las cavas. El aperitivo tuvo lugar en el jardín delante de la casa, junto a la fuente. Todos disfrutaron de una tarde ideal y una gastronomía exquisita, pero sin duda, lo que triunfó más fue el tren que iba saliendo por turnos para recorrer toda la bodega. ¡Y más fue la expectación cuando los mismos novios se apuntaron al paseo!










Con todo, llegamos a la cena, que iba a ser en el interior de la bodega. Continuamos aplicando el estilismo basado en los colores y el ambiente en el que ellos quisieron inspirarse: Menorca. Así es, para Mireia y Pau es un lugar importante y especial, así que decidimos jugar con una gama de azules y blancos que recordase al verano en la isla.






Como hemos mencionado antes, la premisa de estos novios era una pedazo entrada al salón de la cena, que sorprendiera e hiciera levantarse a todo el mundo. ¡Y como no nos gustan los retos ni las entradas a lo grande, eso hicimos! Y vaya si fue una entrada épica… entre el temazo Million voices de Otto, el confeti de colores y la actitud de los novios, ¡la gente se volvió loca! Y nosotras con piel de gallina y de subidón, claro.

Además, en cuanto los novios llegaron a su sitio y todos tomaron asiento, Pau dedicó unas palabras a los presentes y a su reciente mujer que hicieron emocionar aun más a los invitados. Y, entre plato y plato, hubieron mil sorpresas, más discursos y bailes… Hasta que llegó el momento más esperado por todos…¡la fiesta!











Quisimos montar una increíble fiesta de verano al aire libre, en frente de las cavas, con luces, música y un resopón de lo más especial: el helado favorito de Pau, una sorpresa de parte de la novia que preparamos con ella sin que él supiera nada.

Fue un éxito rotundo, por el lugar, la música, el montaje y sobre todo, por la alegría de los novios y sus invitados. ¡Qué gusto cuando el resultado de nuestro esfuerzo es tanta felicidad y celebración!






Por si os han entrado ganas de viajas a esta boda, aquí os dejamos el vídeo:



Fotografía: Pablo Ricciardulli

Vídeo: A25fps


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