Esta pareja de novios tenía muy claro que no querían una boda, sino un gran fiestón que reuniera a sus amigos y familiares para darse el sí quiero.
El día que les conocimos, sólo nos pusieron tres condiciones:
Querían una fiesta sin límite de horas
Que todo el mundo llevara Converse (ellos incluídos)
Que la cena fuera comida muy buena pero algo muy tranquilo y flexible… ¡nada de estar sentados mil horas!
¡Fantástico! Con estas tres pautas, nos pusimos manos a la obra para crear algo muy diferente y muy muy especial.
Para poder tener la fiesta sin límites, buscamos una casa rural en medio de la montaña: lo que a priori podía ser un impedimento (un par de horitas de viaje para sus invitados), lo convertimos en una ventaja, cogimos también las casas de alrededor y así montamos ¡un finde entero de fiesta para todos!
El día de la boda, dimos la bienvenida a cada invitado con una tote bag con la cara de los novios que contenía el kit perfecto para disfrutar de la boda: Gafas de colores, un juego para romper el hielo, una pulsera festivalera y hasta un pin personalizado para cada uno. Después de esto… ¡la diversión estaba asegurada!
La ceremonia se celebró en medio del campo, con bancos de madera rústicos decorados con flores silvestres y conos llenos de confetti de pétalos, un ambiente lleno de color y muy natural. Junto a la piscina y con unas vistas espectaculares tomaron unos snacks y refrescos, que amenizamos con distintos juegos: jenga, mikado y hasta ¡una máquina recreativa! Tampoco faltaron los tatuajes que dieron el toque desenfadado al look de boda.
Después del aperitivo se celebró la cena en el patio delantero de la casa. Cada invitado se sentaba dónde quería y con quién quería. Unas guirnaldas de luces iluminaban las mesas imperiales que estaban llenas de jarrones de cristal con miles de flores de colores. Ideamos una cena tipo buffet para que cada uno se sirviera lo que le apetecía en cada momento.
¡Y llegó la ansiada fiesta! Luces de colores, accesorios flúor para todos y un gran buffet de palomitas de sabores conunos potecitos llenos de maíz con la frase “Gracias por petarlo”, un detalle súper divertido que encajaba a la perfección con la línea de la boda y de esta maravillosa pareja.
Una no boda diferente, fresca y en la que todos los invitados disfrutaron hasta altas horas de la madrugada ¡sin poder parar de bailar!
Fotos: Díez&Bordons
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Elena and Jaume didn’t want a classical wedding… they wanted a big party with their closest friends and family. The day we met them they gave us three must-have:
1. They wanted a party without limits. 2. Everybody had to wear Converse (the couple included) 3. They wanted a tasty and fresh dinner, without any traditions.
Fantastic! With these three guidelines, we started to create something different and very special.
In order to have a party without limits, we found a rural venue in the middle of the mountain. They welcomed each guest with a wedding kit presided by a tote bag with their faces illustrated on it.
The ceremony was celebrated in the countryside with rustic wooden benches decorated with wildflowers and cones filled with confetti. Next to the pool, with spectacular views to the mountain, the guests they enjoyed some snacks, while they played (yes, they played) different games such as Jenga, Mikado and even a gaming machine! There were also tattoos that gave a casual and funny touch.
After the cocktail they had dinner in the front yard of the house. Garlands of lights illuminated the imperial tables filled of glass vases with light touches of colorful flowers.
When the party started, the pool area was full of coloured lights, fluorine accessories and a large buffet of popcorn with different flavors.
A different, fresh and happy wedding where all the guests enjoyed dancing until the morning!
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